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Mostrando entradas de 2018

COMO UN AGUACERO

Sí, algo le falta a mis manos. Tú lo sabes. Tal vez la ternura de ese niño que vive a la intemperie y sabe que no se le cumplirán los tres deseos. Lo he visto pintar océanos donde no hay orillas, guardar sus tesoros de cartón donde nadie lo espera. Lo he visto seguir dando vueltas por este sucio bulevar con un hervor  de  ausencias en su pecho, como si estuviera perdido en un campo de maíz, preguntándose la causa del vacío, el porqué de la grieta en el paraguas prostituyendo  su futuro. Nunca sabrá cuantas personas estábamos dispuestas a quererlo. Entonces caigo en la cuenta que no siempre hay un lugar para todos en la vida. Y que la verdad se disuelve entre dos golpes en sol mayor. Por eso siempre regresas a mi casa y me dejas descansar sobre tu hombro con la intención de dejar atrás, hombres y mujeres con ojos que husmean su presa.   Yo me quedo en los campos del olvido con mis trenes de papel sobre e

MISS EMILY

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Los recuerdos danzan como acróbatas sobre el viejo corredor de madera, cuando jugaba en aquellas tardes con los patines,  la rayuela, o girando entre hileras de caracolas, icacos y uvas de mar junto al olor primordial del bulto de cuero y los lápices de color. Mientras, la música de Walter Ferguson se abre paso por las rendijas de la antigua casa, desmontando las paredes del olvido con su cadencia de tambores, tomillo, brisa  y sal, que enciende los acordes del calipso en tantas venas. Y entre todas esas cosas, aquella  fotografía de mi infancia, con miss Emily. Ella  llegaba con su paso ligero, segura de su destino, como una orquesta de mar, dando una serenata de ella misma. Miss Emily seguirá ahí, por aquellas aceras calientes de Puerto Limón, en la fertilidad del recuerdo, sentada en la esquina de aquella pulpería del chino Arturo. Seguirá ahí, con sus brazos negros y ge

BOLETO al CARIBE

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- Todos cordialmente invitados. La entrada es gratuita. -- poema luciernaga

BARRIO SIN NOMBRE

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Puerto Limón- Costa Rica Me ha herido la vida con sus garras pero insisto en seguir como la guerrera que soy. Mía Gallegos En mi vecindario el ruido era  el roce de un blues, abrasivo y penetrante. Un toque musical que trasladaba de sitio las puertas y las ventanas de ese barrio. Aquella calle ancha y sorda, reinventaba el mejor escenario. Ahí se desvestían, precarias, las ilusiones. Los niños crecíamos mascando la indiferencia donde ronca el pavimento sus ocasos. Nos rebelábamos en fantasías: ser piratas en un mar y otro. La marea mecía  nuestros cuerpos al filo de las rocas, como si fuéramos un pincel en las manos del océano, para volver de algún sitio donde las carencias eran invisibles. Y así, finalmente, reparar las bisagras de los sueños. Afuera, mientras jugábamos, la vida movía sus aromas por los patios comunales del vecindario. El olor acalorado del chile panameño y del jengibre viaja

BOLETO AL CARIBE

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Cordialmente invitados ! --- poema luciernaga

CHOPIN

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A mi gato No, él no es el violín, instrumento perfecto, que muerde  mi corazón, pero hace, más regiamente, sonar su cuerda más vibrante .   Charles Baudelaire Quizá, si me pusiera a dibujar el perfil exacto de la última morada de mi gato Chopin con trazos limpios en la tierra de las hortensias y la mala hierba. Si pudiera abrir con un corte las corrientes de aire hasta encontrar la respuesta a los arañazos de la vida, a su naturaleza, a sus motivos castrantes que se mueven en la oscuridad. A esta hora todos tienen horarios que cumplir. Un lugar donde llegar, pero yo solo  tengo una congoja, este golpe que arde a mediodía y baja  a la negrura del dolor. Quiero gritarlo. Yo me incliné ante Chopin en esta despedida como lo hago ante una montaña, o ante la materia inerte de un violín, dejándome un sabor de inexistencia, una especie de hospedaje en el limbo. ¿ Qué seré sin él que hizo vibrar la cuerda más gastada de

PUNTO SIN PARTIDA

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Aquella tarde daba igual quedarme frente a la computadora, salir a cuestionar el precio del abrazo o atribuirle a la imprecisión de la brújula mi punto sin partida. Pero algo me detuvo, cayó un mensaje firmado, homicida ante mis ojos. Como  el eco de una guillotina ese mensaje se extravió no solo por la casa, también por la lágrima, haciendo hincapié en estas letras que ahora tiemblan sin el ardor de las vocales, como si el amor danzara  en una nefasta perdición. Desde entonces se me hace difícil reciclar en el poema el reflejo del colibrí y su retórica, su lado incierto y provocador…, su canto que una vez vibró con ansia casi como un fulgor  por mis despeñaderos . Julia Hernández De mi libro Cuerdas Contra el Viento 2017 --- poema luciernaga